Aerófonos 02. La siringa


Pan enseña a Dafnis a tocar la siringa (detalle)
ca. 150 EC, copia de un original de Heliodoro (II AEC)
Museo Archeologico Nazionale, Napoli
[6329]
(fuente: autor)

Mientras que el auló es el aerófono más importante de la cultura griega antigua, la siringa permaneció como un instrumento propio de pastores, que aparece ya documentado en Homero, cuando en el Escudo de Aquiles (Il.18.526) se describe a un grupo de pastores que la usan para su propio placer. Diversos autores describen su sonido como plácido, dulce y suave (E.Or.145, E.El.699-705). El sonido se produce soplando directamente sobre el extremo superior, abierto, del instrumento, sin que medie caña alguna.

Chantraine (1968, s.u.) indica que la palabra griega syrinx (σῦριγξ) tiene un final expresivo similar a otros nombres de instrumentos, como salpinx o phórminx. La idea de que sea un préstamo mediterráneo u oriental parece posible, al igual que arm. sring. En todo caso, este término se puede referir tanto a una simple caña que emita un sonido, como a una caña simple o a grupo de cañas de longitud gradual unidas, lo que se suele conocer como «flauta de Pan». Verbos derivados de este sustantivo son συρίζειν y συρίττειν, «tocar la siringa». Schneider (1957:37) lo considera un instrumento de una antigüedad considerable, por muy distinta que sea la manera de preparar las cañas con las que se fabrica.

Pan y Siringa
G. Lazzarini (1720)
Museo de Bellas Artes, Budapest
[511]
Grimal (1986, s.u.) recoge la versión de Ovidio (Ov.Met.1.689-712) en que se explica la leyenda de la creación de la siringa policálamo. Pan amaba a la arcadia Siringa, una hamadríade (una ninfa de los árboles), quien, a punto de ser alcanzada por el dios, se transformó en una caña a orillas del río Ladón. Como el viento producía un gemido con las cañas, Pan tuvo la idea de cortarlas con distintas longitudes y de unirlas con cera, en recuerdo de la ninfa.

Al igual que en otros casos, los griegos la consideraban un instrumento extranjero o, al menos, la creación de algún dios. El Himno a Hermes (hMerc.511), del que ya hemos hablado a propósito de la lira, atribuye la invención de la siringa al dios Hermes. Ateneo, por otro lado, dice (4.82) que Metrodoro de Quíos dice en su obra Los troyanos que tanto la siringa como el auló fueron descubiertos por Marsias en Celene. Sin embargo, afirma Ateneo, Euforión, el poeta épico, dice en su tratado sobre poetas mélicos que Hermes descubrió la monokálamos, es decir, la de una sola caña, que Sileno descubrió la polykálamos y que Marsias descubrió la kēródetos, es decir, la de múltiples cañas unidas con cera. Diodoro Sículo (DS.Bibl.3.58) atribuye el tipo polykálamos a Cíbele, mientras que Pólux (4.77) lo asocia con los celtas y los habitantes de las islas del Océano (sic). Con toda probabilidad, la siringa monocálamo dispondría de agujeros, a diferencia de la policálamo, que tendría un tubo sin agujeros para cada nota.

El Hagiopolites ofrece una variante etiológica para este instrumento. La fecha del Hagiopolites es controvertida, aunque el manuscrito más antiguo que se conserva (Parisinus gr. 360) data del siglo XIV. En todo caso, este tratado bizantino explica que, en tiempos de Olimpo, una caña seca se partió y el viento produjo un sonido con ella que atrajo al pastor por su belleza. Este cortó la caña y tocó un sonido suave y seductor (προσηνές τι καὶ ἐπακτικόν). A partir de la nota que emitía, preparó más cañas de distintas longitudes según una proporción que había descubierto, de manera que construyó una siringa de cinco tubos, que fue admirada por otros pastores. Se hizo tan famosa que los reyes de Macedonia incluyeron su uso en su reino. De este modo, el autor del Hagiopolites explica el mélos macedonio. Atis la mejoró, construyendo un instrumento de diez tubos, al que llamó la siringa de los pastores. Hizo el primer tubo de diez dáktyla («dedos») de largo, disminuyendo su longitud en dos dáktyla cada tubo hasta el cuarto. A partir de este último, todos medían seis dáktyla.

Mathiesen (1999:224), haciendo una equivalencia de 2 cm. por cada dáktylo, calcula que el tubo más largo debía de medir unos 20 cm. y cada uno disminuía un par de centímetros con respecto al anterior. Dado que el instrumento carecía de caña, cada uno de los tubos produciría una altura que se correspondería con su longitud. Así pues, entre el noveno y el octavo tubo habría un tono completo de diferencia (9:8), uno más pequeño entre el décimo y el noveno y, consecuentemente, intervalos más grandes entre los demás. Observa, también, que aquellos tubos que miden lo mismo tienen que ser más estrechos para poder alcanzar notas más agudas.

Los Problēmata aristotélicos (19.23 [= 919b.8-11]) afirman que la afinación del instrumento se podía mejorar rellenando con cera el extremo inferior del tubo para ajustar su longitud.

La siringa estaba muy cerca del mundo mágicos, de sus encantamientos y sus hechizos, como se puede extraer de Plutarco (Plu.Moralia.961.D.10: «son hechizados ciervos y caballos con las siringas y los aulós», κηλοῦνται μὲν <γὰρ> ἔλαφοι καὶ ἵπποι σύριγξι καὶ αὐλοῖς) y con toda probabilidad hay que considerar este instrumento como el precursor del hydraulis, al que dedicaremos una página.

Por último, algunos ejemplos iconográficos:

Atis tocando la siringa
Macedonia (¿de Anfípolis?)
200-150 AEC
Músee du Louvre
[CA 1575]

Terracota de Pan con siringa
Período romano
Cyprus Museum, Nicosia
[D112]


Sátiro tocando la siringa
(izq.) Medallón anónimo (Museo Archeologico, Napoli [ADS 1183])
(dcha.) Fresco de triclinio en Pompella (VII.12.26)

Pan y ninfas
Fresco de Pompeya
Casa del Amor Fatal (IX.5.18)
1-20 EC
Museo Archeologico, Napoli
[111473]

El buen pastor
Mosaico de Aquileia
ss. IV-V EC

Quiero cerrar esta entrada con un poema de Teócrito, uno de los llamados «poemas figurados», que lleva por título Siringa:

(trad. M. García Teijeiro y Mª T. Molinos Tejada)
Bucólicos Griegos
Biblioteca Clásica Gredos, 1986




Referencias y bibliografía recomendada

Chantraine, P. (1968). Dictionaire Etymologique de la Langue Grecque. Histoire des mots. Paris: Klincksieck.

Mathiesen, T.J. (1999). Apollo's Lyre. Greek Music and Music Theory in Antiquity and the Middle Ages. Lincoln & London: University of Nebraska Press.

Michaelides, S. (1978). The Music in Ancient Greece. An Encyclopaedia. London: Faber and Faber.

Schneider, M. (1957). «Primitive Music», en E. Wellesz (ed.) Ancient and Oriental Music. London: Oxford University Press.

No hay comentarios:

Publicar un comentario