Cordófonos 03. El bárbito

Al igual que hice con la página dedicada a la lira, dejadme empezar esta nueva entrada con un vídeo de Nikos Xanthulis, quien interpreta una obra de nueva composición al bárbito:



El bárbito puede ser en griego antiguo masculino, femenino (ὁ/ἡ βάρβιτος) o incluso neutro (βάρβιτον). Es un instrumento de nueva generación en el panorama de la historia de la organología griega. No obstante, es bastante similar en su estructura y técnica de ejecución a las de la lira de caparazón de tortuga. Se diferencia de esta en la longitud de sus brazos, que, además, presentan por lo general una curvatura hacia el interior en el extremo opuesto a la caja de resonancia, justo por debajo del yugo.

Tondo de cílica con Dioniso y dos sátiros
atrib. pintor de Brigo
ca. 480 AEC
Musée du Louvre
[inv. 575]
En poquísimas ocasiones se puede observar el instrumento desde otras perspectivas, por lo que no sabemos si la curvatura hacia el interior era la norma que seguían sus constructores o si era la excepción. En todo caso, se puede apreciar perfectamente en la siguiente imagen. En ella se observa claramente cómo el extremo superior de los brazos del instrumento presenta, además de la curvatura habitual, otra hacia el intérprete:

Estamnos ático de figuras rojas
atrib. a Cleofón
450-400 AEC
Musées Royaux d'Art et d'Histoire, Bruxelles
[inv. A3091]
Allí donde la iconografía nos permite verlo con claridad, el instrumento se representa habitualmente con siete cuerdas, lo cual lo hace específicamente apto para el repertorio lírico. No obstante, en contadas ocasiones podemos verlo con cinco o seis, e incluso, las menos de las veces, con ocho. Si asumimos que la tensión de las cuerdas es similar a la que tenía la lira de caparazón de tortuga y el material con el que se fabricaban era el mismo, hemos de asumir que el bárbito tendría un sonido más grave que aquella, debido a su longitud. Así se especifica en un escolio al Alcestis, de Eurípides: 

(fuente: autor)

En su afán por atribuir méritos a sus antepasados, los griegos afirmaban que había sido un invento de Anacreonte (Ath.4.77.24) o incluso del lesbio Terpandro (Pi.fr.Encom.124d). García López, Pérez Cartagena y Redondo Reyes (2012:132) llaman la atención sobre el hecho de que, a diferencia de los orígenes divinos de la lira, el surgimiento del bárbito se atribuía a las manos de los mortales, hasta el punto de convertirse en el instrumento de referencia para la interpretación de la lírica monódica eolia, como podemos ver en el siguiente cálato:


Alceo y Safo con sendos bárbitos
atrib. pintor de Brigo
Cálato ático, ca. 470 AEC
Ácragas (Sicilia)
Staatliche Antikensammlungen, Múnich
[inv. 2416]

Como hemos visto en tondo de cílica de arriba, también es habitual verlo en manos del dios Dioniso, que suele aparecer acompañado de sátiros que tocan crótalos, en una escena similar a la que dibuja Eurípides en El cíclope, el único ejemplo de drama satírico que ha llegado a nuestros días:

E.Cycl.37-40

¿Qué es eso? ¿Es momento ahora para vosotros de hacer sonar el suelo al son de danzas,
como cuando, acompañando a Baco 
en su festivo cortejo, os dirigíais a la casa de Altea,
moviéndoos con afectación con cantos de bárbitos?


(sobre traducción de Medina González y López Férez)














Obviamente, este instrumento es frecuentemente visto en iconografía relativa al banquete, tanto en manos de los comensales como colgado, de manera simbólica, en la pared.



Aunque suele ser representado en la mayoría de las ocasiones con siete cuerdas, hay ejemplos con más y con menos cuerdas. Teócrito, en el verso 45 de su idilio titulado Las Gracias o Hierón, lo llama πολύχορδον, «de múltiples cuerdas», mientras que Ateneo (4.81.10)  lo describe como τρίχορδος,  «de tres cuerdas».

Otros nombres posibles con que los textos lo denominan son barmos (βάρμος), baromos (βάρωμος) o barímiton (βαρύμιτον), procedente este último de «grave» (βαρύς) y «cuerda» (μῖτος). A él también se asocia el verbo barbitizein (βαρβιτίζειν), que aparece en Aristófanes (fr.752) o en el Onomasticón, de Pólux (4.63.2), el nombre de agente barbitistes (βαρβιτιστής), quien lo tañía, o barbitodos (βαρβιτῳδός), término que denominaba a quien se acompañaba el canto con este instrumento (Michaelides 1978 s.u.).

La historia de este instrumento es breve, porque, a partir del 400 AEC, ya ha desaparecido de los vasos áticos, aunque puede encontrarse por aquí y por allá en el arte de Apulia y Etrusco, durante la primera mitad del siglo IV. Dioniso de Halicarnaso lo cita como un instrumento que los romanos utilizaban para ritos antiguos de sacrificio (Ant.Rom.7.72.5).


Referencias:

García López, J., Pérez Cartagena, F.J., Redondo Reyes, P. (2012). La música en la antigua Grecia. Murcia: ediciones de la universidad de Murcia.

Medina González, A., López Férez, J.A. (1983). Eurípides. Tragedias I. Madrid: Biblioteca Clásica Gredos.

Michaelides, S. (1978). The Music of Ancient Greece. An Encyclopedia. Londres: Faber and Faber.


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